El arte de la toxicidad

Gracias a la amplitud de nuestro campo social a través de los años, tenemos la virtud de tratar todo tipo de personas en la vida que pueden o no cambiar nuestra perspectiva y modo de ser a raíz de su naturaleza mental periódica o permanente. La manipulación siempre ha sido un componente que ha envuelto al ser humano y es también una parte de la toxicidad.

¿Por qué ser tóxico es un arte? Porque es una expresión extrovertida de una situación y desarrollo mental que refleja sus sentimientos internos a través de hechos externos. Ser siempre o en la mayoría de momentos negativo, tener un problema a cada solución o intentar obstruir los triunfos ajenos, son factores que definen una personalidad tóxica. No se trata de mantener un espíritu vago acerca del positivismo o hacer ver que todo el tiempo las cosas están bien aunque no sea así, pero el simple hecho de no obstruir el buen cambio ni la necesidad ajena de seguir adelante con la frente en alto es suficiente para destruir lo tóxico.

Nos rodeamos de gente todos los días sea que conozcamos o que solo pasemos caminos con ella, que si se lo permitimos pueden influir en cómo continúe el día y muchas veces en cómo se mantenga la vida misma. Una persona tóxica obstruye, torna el ambiente gris y esclaviza a otra; existen referencias claves para poder identificarlas: son negativas, se victimizan, permanecen en estado de tristeza, son envidiosos ocultos y les incomoda el avance personal de los demás; esto es enunciativo, es decir, que no necesariamente sean éstos los únicos rasgos conocidos ni que una persona los deba presentar todos para ser tóxico, basta con dos de ellos para que su personalidad sea nociva en nuestra vida.
Y me explico, no se trata de que no se tenga un mal día o que al pasar por una situación no estemos tristes, la clave es no dejar que pensamientos de otras personas con sus propios criterios afecten y nos mantengan en la mala racha. Los seres humanos piensan acorde a sus experiencias, creencias y costumbres inculcadas desde su nacimiento y de ahí por su carácter se desarrolla su personalidad, que es la que puede o no ser tóxica y no es trabajo nuestro cambiar a otra persona porque antes de eso debemos mejorar nosotros. Muchas veces hay personas que no saben y no quisieran ser tóxicas pero tampoco se analizan ni ponen de su parte para no serlo y el problema real no es ese, sino que no debemos permitirnos mantener relaciones afectivas cercanas con las personas que puedan tornar gris todo color existente. Increíblemente esas personas pueden ser familia, amigos de largos años o una pareja y puede que, debido a esto es que sus comentarios acerca de un hecho pueden hacernos daño pero eso solo pasa si nosotros mismos le otorgamos ese poder. Hay personas que no se dan cuenta de que su personalidad es autodestructiva porque se tornan negativos ellos y todo comentario de algo bueno que escuchen, basándose en que solo son ‘‘realistas’’ y les pregunto ¿Acaso es la realidad un martirio constante lleno de penurias? ¿Vamos a basar la vida en que solo es cruel? Con pensamientos así a las sogas deberían aumentarles el precio para que incrementen sus ventas.

¿Qué hacemos ante personas tóxicas? En primer lugar lo más importante es que te sientas seguro de todas y cada una de las decisiones que tomas sin necesidad de explicarle a nadie acerca del por qué de tus acciones, de modo que debes respetar tu criterio y darte a respetar para que se comprenda que la única persona capaz de decidir sobre tu vida eres tu y nadie más. En segundo lugar, identificar quiénes a tu alrededor provocan en ti una sensación de amargura o intentan empañar tu buen momento para que de ellos mismos mantengas tus proyectos, pensamientos aún no decididos, metas y decisiones al margen de su opinión, ya que no necesitas mostrarle al mundo que tomas o no buenas decisiones porque aprendiste a tomarlas y respetarte para hacerte feliz. En tercer lugar, existe la palabra ‘‘STOP’’ que siempre es imprescindible para detener toda clase de toxicidad acerca de lo que estamos haciendo en nuestra vida y también está el ‘‘RESBALÓN’’ dígase del acto que para las personas que no podemos hacerles reservar su opinión, dejarles saber que todo lo que digan haz decidido que no te va a afectar porque te resbala.   

Algo aún más importante es que nada de lo dicho anteriormente podrá serte de ayuda si no conoces y comprendes tu valor, pues de aquí resulta una cuestión que es necesaria puntualizar: la afectación que una persona puede causar en nuestra vida se debe a una desvalorización personal. La importancia de esto radica en que el hecho de conocernos, valorarnos y creer en nosotros mismos nos permite tener una visión clara de lo que somos y quiénes somos para poder así construir una buena autoestima y a partir de ella forjar un criterio fuerte y decisivo acerca de lo que queremos en la vida, para que como resultado surja lo que no queremos ni necesitamos y así analizar nuestro entorno para que el muro de respeto y valor hacia nosotros mismos no se vea empapado de un humo maléfico que nos estorbe. A partir de aquí nos ocupamos en cómo tomamos las cosas que vienen de personas tóxicas y preparar el escenario para ponerles un STOP, dejar que se resbalen solas y caigan sin culpa en el zafacón titulado del ‘‘lo que no necesito’’.

Es hora de aprender a enfrentar a esas personas que sólo se preocupan por buscar qué hay de malo en otros porque en sí mismos no encuentran nada bueno, enfocarnos en lo que queremos, decidir y respetar nuestras decisiones y a partir de ellas, destinar al zafacón todo aquello que intente perjudicar nuestro ser. Es tiempo de reconocer y darnos tal valor que los demás se den cuenta que el querer opacar nuestras ideas con sus vagas opiniones es solo una pérdida de su desprestigiado tiempo.

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