LO QUE APRENDÍ DE QUIEN ME DIJO QUE NO PODÍA DARME MÁS PORQUE YO LO TENÍA TODO


En el trayecto de la vida, diría que conocí a una de las personas más maravillosas del mundo caracterizada por tener el corazón firme pero repleto de amor, vivaz, espléndida, algo sin igual. Siempre sabía qué hacer y cuando no, buscaba la solución; una vez me dijo que, para poder existir un equilibrio consciente debía retirar un poco de la energía que tanto me daba porque sentía que yo ya tenía demasiado y que habían personas con menos que yo, que la necesitaban más.
En ese momento lo sentí justo porque en cierta medida habían situaciones en que sí, pero no podía dejar de pensar que entonces me quitaban una parte de mi que me daba vida así que decidí observar cómo su corazón se desplegaba ante todas las situaciones que fueron aconteciendo. Básicamente me dediqué a estudiar a una de las mejores personas que este mundo tendrá.

Ante distintos escenarios de la vida tuvo todo tipo de situaciones y como todos, habían cosas que no soportaba ni superaba. Se dedicó desde su niñez a servir, siempre a la orden de todo aquel que la necesitara porque la solidaridad que envolvía su mundo era tal que incluso estaba para quienes no debía. Organizó su juventud para poder servir como una vocación que eliges para tu vida sin olvidarse de las cosas que la llenaban… Vivió, sufrió, disfrutó y continuó adelante con menos de una pieza que conformaba su alma porque la vida le puso tantas pruebas que nunca se recuperó del todo y aún así, triunfó cumpliendo las metas que la hacían feliz.

Para los que conocieron a esa persona sabían que siempre brilló con luz propia a pesar de la fuerte enfermedad que atrapó, porque es tan grande que ni eso empañó su luz, pero si cambió totalmente su destino. En su comportamiento me enseñó cosas buenas y malas, lo correcto y lo incorrecto y cómo sobrevivir sin morir en el intento. Nunca me habló de amor propio, pero al conocerlo pude comprobar que hasta cierto punto de su vida, siempre lo tuvo.

Lo que aprendí fue desde dos perspectivas: con las cosas que me aconsejó y con lo que pude tomar como ejemplo en su forma de actuar.
Siempre me dijo que hiciera el bien porque en la vida todo ocupa su lugar y solo hay que preocuparse por seguir adelante… se escucha simple porque es algo que todos sabemos, lo difícil es decirlo y sobretodo hacerlo en el momento donde quien es familia por más de quince años te roba, te traiciona, te deja en la calle con tus hijos y no pierdes la cordura. Y no, no tenía un plan B para resolver eso porque no imaginó que pasaría ni tampoco tenía una pareja. Eso es dar el ejemplo.
Siempre apoyó el trabajo duro y en verdad era una máquina en lo que hacía, trabajó desde la niñez sin importar horario ni condiciones e incluso trabajó para llevar comida a su hogar y ante la necesidad cuando llegó la hora de que, por agradecimiento o afecto, le retribuyeran un poco a quien le dio de comer, no lo hicieron y ¿Saben qué me dijo? Que lo que hizo fue con amor sin necesidad de esperar retribución y en el mismo momento me enseñó que a pesar de todo, hay que seguir sirviendo a los demás aunque sean quienes no te tienden la mano. Muchas veces cuestioné su manera de servir porque era como poner la otra mejilla para que pudieran golpearle el rostro, pero nunca la derribó y nunca supe si fue por lo grande que era su amor al servir o porque era tan fuerte que aún admitiendo que era injusto, podía con eso y se mantenía ahí.

Me aconsejó siempre que antes de hablar había que pensar, pero cuando se enojaba sus palabras dolían y no había arrepentimiento alguno porque entendía que decía la verdad. Su fortaleza en la bondad era tanta que perdonaba y olvidaba fácilmente pero nunca a quien hería a los que eran su circulo preciado, a esos los mantenía a la distancia porque no permitiría que volvieran a dañar lo que tanto quería. Por esa persona pude aprender a poner límites a los demás, porque pude constatar lo que pasaba cuando no se hacía y no estaba dispuesta a tolerarlo.

Me enseñó que la familia es lo más importante pero que la misma no estaba compuesta solo por sangre sino por quien decides que se convierta en tu familia; le daba confianza a todo aquel que mostraba esa naturalidad, dulzura y bondad que habitaba en ella porque para ella todos eran buenas personas sin importar lo que hicieran o de qué vivieran. Sabía mantener relaciones largas porque siempre creyó en que la lucha no era solo con uno mismo, sino con mantener lo que se había decidido tener, más no permitió jamás que pisotearan su dignidad. Cuando se trató de tomar decisiones, pensaba en todo, pero jamás se olvidó de sí misma del todo porque siempre buscó ayudarse para seguir ayudando. Hizo de todo en la vida, por eso sabía que todo lo que decía tenía base, peso y valor.
Me enseñó que era necesario poner el mismo empeño para pelear por los demás que cuando se pelea por sí mismo, aunque nunca lo aplicó porque siempre le temblaba el corazón al momento de poder perjudicar a algo o alguien. Prefirió dar la cara siempre por cualquiera que lo necesitara con la finalidad de que pudiera lograrse el propósito ideado; las uñas y dientes eran poco para todo el empeño que ponía porque hacía suya cualquier reclamación o pleito y todo para que el tercero estuviera bien.

Se disfrazaba de mala persona cuando se cansaba de no ser valorada pero nunca lo fue, no pudo porque en el fondo de su corazón sabía que no era así y era tan grande la impotencia de querer ser mala y no poder, que lloraba. Y con eso me enseñó a que aún así, hay que respetarse lo suficiente como para enfrentarse a uno mismo con todas las fuerzas cuando siente que necesita llevarse la contraria para poder estar bien. No le fue bien luchando contra la naturaleza de su ser porque prefirió aceptar lo que era y no cambiarlo, pero con eso aprendí a que cuando te quieres lo suficiente hay cosas que no debes tolerar.

Cayó y se levantó mas veces que un luchador profesional a pesar de que cada noche le pesaba el alma por todo lo que había arrastrado en su larga vida, pero jamás recordaba con pesar sino con alegría de haber podido colectar esos momentos y vivir la vida que vivió. Siempre nos alentaba a todos a hacer lo que quisiéramos sin importar el riesgo porque nosotros mismos debíamos cargar con las decisiones que tomábamos para ser felices, pero nunca lo aplicó. Pudo ser profesional en cualquier área que deseara porque su capacidad intelectual le daba ese lujo, pero optó por hacer lo que más le gustaba y que así mismo, fuera rentable.
Nunca conocí que laborara específicamente el horario para el cual le pagaban porque siempre daba de más en todo lo que hacía y con eso me enseñó que el empeño siempre trae resultados aunque no sean los esperados; nunca fue una persona millonaria, aunque pudo serlo, porque siempre prefirió la lealtad a quienes le daban la oportunidad y quizás por eso siempre tuvo tan buenas relaciones humanas y fue odiada como persona por tanta gente que simplemente quería estar en sus zapatos. Era apasionada al amar y el servicio en su vida lo ponía a disposición de todos en todas las áreas, no importaba quién necesitara ayuda o quisiera lograr algo, siempre estuvo para el que la necesitó, menos para mí… porque decía que sabía que yo podría con todo, y a pesar de que muchas veces creí que se equivocaba, al sol de hoy puedo darle la razón y le agradezco el haberme aislado porque así pude observarla mejor.

Siempre vivió riendo y sonriendo, como si dentro de su ser habitara el mejor servicio al cliente del mundo porque nunca permitió que nada la derrumbara, excepto por las cosas inevitables de la vida que nunca superó pero que de las cuales, aun así salió adelante aunque cada noche recordó con dolor y amor todo lo que vivió. No pude saber si se perdonó, pero me enseñó que eso era primordial para la mejor convivencia con uno mismo porque la culpa siempre te hunde más. Me mostró que hablando sobre lo que uno siente es que las situaciones pueden cambiar, a pesar de que no le gustaba hablar mucho porque tenía tanto que decir que la rompía.

Nunca la escuché quejarse de la vida y solo cuestionó un solo hecho en su vida, pero era tan entendible que, a ese punto, todos hacemos lo mismo. Nada la detuvo para hacer lo que quiso y no importó que fuera familia, pareja o hijo, se caracterizó por hacer lo que quería -siempre y cuando- no dañara a nadie porque eso no lo toleraría ni de sí misma. Estuvo eternamente ahí para mí aunque no pudiera verla y me enseñó que ser incondicional no se trata solo de algo físico sino también mental, porque sabía que sin verla estaba conmigo siempre.

El amor para servir, el valor para enfrentar, la fuerza para seguir y la cordura para mantenerse firme son características que definen a la mejor persona del mundo, aunque quizás no se trató a sí misma de la mejor manera pero con eso aprendí que cuando te tratas bien, vives más y mejor. Le agradezco a la vida por su existencia porque son almas que sirven de ejemplo ante las circunstancias cotidianas y son historias que suman y enseñan que efectivamente, el cielo es el límite cuando existe amor y fuerza de voluntad.

De quien me dijo que no podía darme más porque yo lo tenía todo, aprendí que a pesar de que decidió no estar ahí al cien por ciento, me enseñó a conocer mi propia capacidad para superar todo.

Comentarios

  1. Muy lindo tu escrito, a veces necesitamos que se nos nieguen las cosas para conocer nuestras propias capacidades.

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