ESTAR SIEMPRE PARA LOS DEMÁS: ¿ES BUENO O MALO?




Vivir implica compartir los momentos importantes de nuestra vida y la vida de los demás que nos hacen parte de ellos, es sentir alegría o tristeza, es respaldar en sentimientos a una persona por la que estás dispuesta a mucho. Existe una clase de personas que se dedican a estar para los demás, que les gusta poder acompañar a otro en cualquier situación, sea buena o mala, porque entienden que eso es lo que debe hacer una persona que le diga a otra ‘‘cuentas conmigo’’.  

Estando del otro lado, el hecho de poder contar con alguien nos hace sentir seguros, complacidos y respaldados porque por lo general sabemos que eso es fruto de cómo nos comportamos con los demás y nos da placer saber que somos muy especiales como para tener a alguien a quien llamar sin importar lo que pase. Siempre nos dará regocijo el hecho de sentir que contamos con alguien porque sentimos que jamás estaremos solos y debemos tener en cuenta que siempre todo dependerá de lo que haya en tu corazón.


Los placeres humanos en ese sentido son muy distintos, para unos les llena saber que tienen con quién contar y para otros les llena que los demás sepan que pueden contar con él. Un dato curioso es que si nos gusta saber que contamos con algunos, muchas veces jamás importará quiénes son esas personas en nuestra vida por el simple hecho de que lo que nos sacia es poder decir que sí tenemos con quien contar aunque al final no estemos completamente seguros de que, para lo que realmente se necesite, sea así; lo mismo ocurre con quienes están siempre para todos, muchas veces en el fondo es porque desearían que en su vida existiera alguien que fuera tan incondicional y con quien pudieran contar en esos momentos que son realmente necesarios. Hay algo importante que se debe tener en cuenta en esa cuestión y es la razón de ese placer, es decir, el por qué nos llena sentir que contamos o somos con quien cuenta el tercero.


Centrándome en las razones que pueda tener quien siempre está para alguien, cuando somos jóvenes nos enseñan que debemos cultivar lo que queremos recibir, y si en algún momento nos sentimos solos quisiéramos estar para quien lo necesite porque no desearíamos que alguien se sintiera como nosotros. Puede ser también que por el cariño inmenso que le tenemos a esa persona, el solo hecho de saber que pudiera estar sufriendo nos duele y quisiéramos estar ahí para aliviar su pena. Del otro lado, sentir que contamos con alguien nos da el poder de respaldo, de saber que tenemos un hombro al cual recurrir para llorar o reír y que jamás nos juzgará; ese confort nos da calma porque no habrá tempestad tan grande que nos hará sentir solos si contamos con ese alguien y ese respaldo se convierte en fuerza para enfrentar cualquier miedo o pena y nos empuja a salir adelante.
  

Contar con alguien implica que el miedo al fracaso es menor, porque sin importar lo que pase sabes que tendrás apoyo, sabes que ánimos no te faltarán. Saber que alguien puede contar contigo te hace especial cuando servir es parte de ti y más que una obligación, es una labor de amor por otro que te llena el tanque de felicidad.


Para saber si está mal o no estar para quien necesita un soporte primero debemos tener en claro que todo lo que hacemos debe ir en consonancia con nuestra paz, es decir, a modo de ejemplo no puedes consolar a quien también te hace sufrir por más amor que le tengas, porque entonces estás dejando claro que en tus prioridades no estás tu al exponerte a sufrir doblemente: por ver esa persona mal y por estar mal gracias a esa persona. Debes respetarte lo suficiente como para saber que no debes estar para quien te hace mal al mismo tiempo que está mal… hay que aprender a dejar de ser apuñalado y curita a la vez. Puede pasar también que una persona no quiera que estés ahí pero como diste tu palabra y sabes por lo que pueda estar pasando, quieres estar ahí porque algo te dice que te necesita y es justo en momentos así donde debes recordar que nadie en esta vida es imprescindible, hay momentos en que hay que respetar cuando nuestra presencia le incomoda a otro por más que creamos que podemos hacerle bien, lea aquí: no todo bien se hace.
Igualmente puede ser, que no nos sintamos bien y el hecho de estar en presencia de una persona que esté mal por cualquier situación que sabemos que puede hacernos daño, es una razón para no estar siempre para otro, porque debemos tenernos a nosotros en primer lugar. Si no estás bien tu primero, no tienes la fuerza suficiente para ayudar a otro por más que lo intentes.


Cuando nos dedicamos a ser incondicional para otros a veces nos olvidamos de nosotros mismos y nos enfocamos tanto en ayudar que en cierto sentido obtenemos paz porque sabemos que, aunque no estemos bien, hicimos un bien y eso en verdad reconforta. Sin embargo, lamento decirte que eso no es suficiente para poder continuar sonriendo por la vida ya que, al ser soporte no te estás sustentando a ti mismo y llegará un momento en que puedes colapsar. Además en situaciones así también debemos aprender a dejar de esperar lo mismo de los demás pues de jóvenes entendemos que si estas para alguien, esa persona debe estar necesariamente para ti y no es así, porque aunque seamos incondicionales con ellos, estar para otro es una acción que nace del corazón, no una responsabilidad y hay que aprender a vivir con eso.
Llega un momento en tu vida en que, como dije en un post anterior, te sientas sobre tu cama a llorar por lo mal que te sientes a las tres de la mañana y cuando intentas recostarte de alguien para que te dé soporte te das cuenta que lo único que tienes al lado es tu mano izquierda apretando la derecha y no se trata de que nadie estuvo para ti, sino que en esos momentos quisieras que sin llamar a nadie, tuvieras con quien contar… pero no es así y con eso también hay que aprender a vivir.


En otras palabras, debes estar para quien quieras estar siempre y cuando no te afecte, siempre que en primer lugar se encuentre tu bienestar porque debes ser la persona más importante para ti. Amarse a sí mismo implica muchas veces hacer cosas que no quisieras hacer, cosas que odiarías, solo con tal de protegerte… debes entender que eres primordial para ti mismo y nadie debe estar por encima de tu bienestar. Cuando estar siempre para los demás implique romperte, ponerte en segundo lugar o humillarte, entonces no está bien porque estás pisoteando a la única persona que en verdad sabe quién eres, lo que has luchado y lo que vales, y eso debe bastarte para respetar toda tu esencia aprendiendo a decir no y dar un paso atrás cuando algo no te necesite o te pueda perturbar. Primero debes estar siempre para ti, y luego para los demás.
El amor propio implica un poco de egoísmo donde piensas y trabajas en estar bien, para luego así ayudar a los demás de la mejor manera.

Las lecciones que no se aprenden, se repiten.
Estas a tiempo de aprender a quererte.

Comentarios

  1. Muy buen post, es algo que llevo tiempo pensando , porque muchas veces estoy ahi para algunas personas y cuando necesito casi nunca nadie está! me ayuda de alguna manera leer esto! gracias

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