VIAJAR: la herramienta más práctica para crecer y evolucionar.

El que ha tenido la oportunidad de hacerlo siempre lo recomienda y muchas veces lo hemos hecho pero por no estar en la etapa requerida, no adquiere el mismo valor que tiene cuando realmente se necesita. Viajar podría tener tantas definiciones que la más adecuada según mi experiencia ha sido la siguiente: viajar es respirar, respirar es vivir… es aprender a recorrer la vida sin límites. Definición que se debe precisamente a la libertad mental que se consigue cuando expandimos nuestros horizontes y tomamos la iniciativa de cambiar perspectivas con finalidad de crecer como persona.
Una buena forma de apreciar el valor de un largo viaje –preferiblemente meses– es la necesidad de tener espacio y tiempo donde no interfiera nada más que los propios pensamientos, que el aire que respiramos; la carga mental o el simple hecho de expandir la mente son motivos más que suficientes para emprender un nuevo camino y lanzarse a la vida a medrar.

Nadie te dice por qué es tan importante que si se tiene la oportunidad  hay que hacerlo y a veces no se entienden las razones porque no es muy fácil de explicar el cambio en todos los sentidos que se da cuando nos encontramos lejos de todo y todos, pero ¿Por qué es indispensable viajar? En un intento por explicar la gratificación que se obtiene podemos mencionar los siguientes:

▪RESPIRAS verdaderamente profundo al comprender que todo lo que hagas, lo que te pase y como lo hagas depende únicamente de ti de ahora en adelante, dependes de tus únicas decisiones y de lo que la vida te depare lo que significa que debes estar consciente y preparado para resolver lo más pequeños y grandes inconvenientes que puedan presentarse tanto de salud, en lo social o laboral como en lo económico pero de una forma más drástica.

▪SE CONOCE un nuevo sistema de vida, nuevo gobierno, costumbres, personas y perspectivas acerca del trabajo duro y la implicación de no poder justificar una ausencia ni licencia por enfermedad porque ya no depende de ti ni de que la Ley te protege, sino de que si no trabajas no tendrás el medio que necesitas para subsistir y a veces, eso te hace inmune a cualquier afección que tu cuerpo puede acaparar porque tu mente la desecha en un instinto por supervivencia.

▪SE CRECE mental y espiritualmente pues nunca será lo mismo saber que siempre tienes respaldo físico lo pidas o no, que estar plenamente consciente de que no lo tienes, de que estás solo y que sólo tu fe te ayudará a enfrentar cada día con la esperanza de salir ileso para vivir un día más.

▪SE APRENDE nuevas formas de adaptarse a un ambiente distinto en el ámbito cotidiano de transporte, laboral, de la forma de hablar y manejarse con los demás, de socializar, de los programas que ver, tipo de comida, horarios de la misma, conoces mejor tu cuerpo y su funcionamiento en medio de un aire al que no está acostumbrado a vivir, aprender a esforzarte más por ti y/o por alguien que necesita de ti.

▪SE APRECIA realmente lo que tienes ya sea material o no, no es lo mismo tener siempre agua disponible a que dependa solo de ti si hay o no (en un vago ejemplo), valoras el cariño y la disposición de esos seres que siempre están ahí para ti, el compartir un vaso de jugo con un amigo luego de un día de trabajo, el tomarte una cerveza cada fin de semana, el comer y/o cenar en familia, valoras el simple hecho de despertar y ver el techo que te vio crecer o la sonrisa de un ser querido en la mañana al dar los buenos días mientras toma café, incluso valoras cómo brilla el sol porque lo ves y lo sientes diferente. 

▪SE CAMBIA la forma de pensar y hacer las cosas porque las costumbres no son las mismas aún si trabajas en la misma área que conoces, hay cosas que dejan de importar y otras que adquieren más valor del que tenían, se superan cosas en el ámbito personal cuando comprendes que no valen tu tiempo ni esfuerzo, te enfocas en lo que realmente vale para ti y empiezas a buscar nuevas formas de mejorar para alcanzar tu objetivo, incluso haces cosas que jamás pensaste hacer solo porque tu panorama ha evolucionado al igual que tu mente.

Es tanto lo que aprendes, valoras y cambias que se hace prácticamente imposible poder definir la satisfacción personal que provoca el simple hecho del cúmulo de nuevas experiencias que te ayudan a renovar la forma de ver y apreciar las cosas, donde lo más pequeño pasa a ser tan importante que aquel que no ha cambiado de aires ni siquiera lo puede entender y una de las pequeñas cosas que aprendes es que tampoco necesitas que lo entiendan.

Tomar la decisión de emprender un nuevo camino no es fácil, requiere de coraje y fuerza de voluntad para cambiar todo de la noche a la mañana y más aún cuando no se tiene la verdadera necesidad de hacerlo, pero que en cierto sentido tu mente te pide más. Se trata de expandir horizontes, de retarte personalmente para poner a prueba tus capacidades y a través de eso generar un cambio en ti que te ayude a aprovechar tu estancia por el mundo de una forma más apasionada, es decir, con más entrega y siendo más agradecido por todo lo que tienes; es ponerte a prueba para determinar tu aptitud ante la nueva etapa que haz de enfrentar.

Es necesario recalcar que muy pocas personas comprenderán los motivos que tengas para emprender un nuevo camino, te van a cuestionar, interrogar, te considerarán como una persona que perderá su tiempo o como aquella que no sabe qué hacer con el dinero y en ese momento es que debes recordar dos cosas: tu vida no se debe a los demás, se basa exclusivamente en tus propias decisiones porque al final quien tendrá que vivir con las consecuencias –sean buenas o malas- eres tú y nadie más; lo segundo, es que solo quienes conocen la importancia de expandir conocimientos reconocerán tu buena decisión, siempre y cuando tus objetivos sean claros para ti, no para explicarle a los terceros y de este enunciado se desprende un punto importante que no se debe olvidar: puedes llegar a un lugar con la idea de que harás algo pero no significa que por el solo hecho de estar en el lugar correcto tendrás la oportunidad perfecta, si de algo estoy segura es que se necesita más que querer algo para poder obtenerlo, debes aprovechar la más mínima oportunidad que se te presente para poder alcanzarlo además, la vida no te pondrá nada fácil porque aunque vayas dispuesto a aprender, sin una buena actitud el viaje podrá parecerte de lo peor, pues tu suficiencia será puesta a prueba en todos los sentidos y a veces no es que quieras cambiar es que por las circunstancias simplemente cambias o mejor dicho, evolucionas y conoces una parte de ti que no había tenido la oportunidad de resurgir entonces empiezas a ver las cosas diferentes porque si quieres seguir adelante esa es tu única opción. Una diferencia importante que hace un viaje es: el valor que das a las opciones a tomar con sus causas y consecuencias en todo el sentido de la palabra.

Al mejor momento de alguna situación se le llama ‘‘plenitud’’ y cuando se trata de evolucionar como ser humano ésta sería la explicación más cercana en la consecución de la misma al hacer algo por nuestro propio bien y mejoría.
También algo que aprendes bien es el arte del desapego, pues a pesar de que valoras más todo lo que tienes entiendes que nada es para siempre y que cuando las cosas están en su mejor punto es bueno alejarse y evaluar qué tanto merece eso de ti y qué tanto sacrificas para que eso se mantenga, no como una forma de desvalorizarlo sino más bien de comprobar qué tan sólido es, determinando si es perenne o efímero.


Una de las emociones que como seres humanos jamás deberíamos prohibirnos es el sentir la satisfacción de hacer algo que queríamos hacer, como forma de cuidarnos, consentirnos y proteger nuestros intereses en el sentido de que nadie luchará nuestras batallas y que depende de cada quien perseguir sus metas y lograr lo que se proponga, cueste el esfuerzo que cueste; si necesitas espacio para analizar tus escalones recuerda que es tu decisión y también tu tiempo… TUYO. No te limites ni permitas que nadie decida por ti. 

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